EDITORIAL

Innovaciones que hacen a hábitos saludables en alimentación


A lo largo de las décadas la alimentación fue cambiando y en el mismo sentido los hábitos y costumbres.

Hoy en día es común encontrar determinadas preferencias por ciertos grupos de alimentos. Hay personas que se han volcado al vegetarianismo, veganismo o bien también los flexitarianos que, en líneas generales, no son tan radicales con la dieta.

A su vez, los consumidores son mucho más conscientes en el momento de elegir y exigir calidad en la elección de uno u otro producto. Y en ese sentido ya no hay dudas de la relación directa entre alimentación sana y equilibrada con una salud óptima.

Además, si miramos de cara al futuro seguramente nuevas variables marcarán pautas alimentarias diferentes. En esa línea, el impacto de la pandemia sobre los consumidores, la aparición exponencial de nuevas tecnologías y los grandes retos en materia de sostenibilidad van a ser trascendentales. La alimentación del futuro apuntará a una dieta más saludable y sostenible. Para ello contará con tecnologías innovadoras como, por ejemplo, la biotecnología que facilitará el desarrollo de la misma.

La tendencia en alimentos estará apalancada en investigación e innovación a partir de distintas tecnologías que serán el punto de partida de nuevos jugadores en la cadena alimentaria.

En línea con eso, podemos mencionar algunos, tales como:

Nuevos alimentos e ingredientes saludables: Algunos ejemplos son los �€œsuperalimentos�€� con un perfil nutricional y de calidad equilibrado, o bien perfiles mejorados, con menor contenido en sal, azúcares y grasas. También los ingredientes y compuestos bioactivos obtenidos a partir de fuentes naturales y sostenibles que refuercen nuestras defensas y sistema inmunológico, y contribuyan a prevenir enfermedades. Una mención especial para los ingredientes probióticos, con enorme potencial de innovación y crecimiento.

Frutas más turgentes y de mejora calidad con aditivos de origen natural: se trata de procedimientos innovadores que permiten optimizar su tamaño y color. A través de la lisofosfatidiletanolamina (LPE) una molécula que, aplicada a frutas como manzanas y cerezas mejora notoriamente su coloración y tamaño. Una cuestión no menor que no solo aportará un producto de mejor calidad para el consumidor, sino que también beneficiará a las economías regionales, contribuyendo a optimizar su rentabilidad.

Plant based foods. Alimentos que proceden de fuentes vegetales como legumbres, verduras, frutas, cereales, frutos secos, etc. El interés por los análogos a productos de origen animal es una tendencia que crece cada vez más y que cuenta con varias opciones dentro de nuestro mercado. Diversas tecnologías como la texturización seca o húmeda permiten desarrollar una apariencia y sabor similar a la carne sin comprometer el valor nutricional. El diseño de productos extruidos, con texturas y sabores específicos, así como la optimización y control de los procesos supone un reto para la investigación. A su vez, la �€œplant based�€� se extiende a productos similares a la leche, huevos, salsas, condimentos, barritas, etc. y ha llegado para quedarse.

Nutrición de precisión. Analizar y evaluar de forma integrada el genoma o información genética humana, el microbioma intestinal y los hábitos culturales o estilos de vida de grupos poblacionales específicos para conocer qué enfermedades podrían desarrollar y diseñar dietas que ayuden a prevenir su desarrollo, o influyan positivamente en su salud.

Proteínas alternativas. Otra tendencia son las fuentes alternativas de proteínas como insectos, microalgas, hongos, o nuevas especies de plantas. Todas ellas se presentan como más sostenibles que las proteínas de origen animal y una posible solución para hacer frente al crecimiento de la demanda en el horizonte 2050. Las proteínas derivadas de hongos o micoproteínas son una fuente alternativa muy interesante y su producción es incluso más eco-eficiente que otras proteínas vegetales.

En conclusión, todos los que formamos parte de la industria alimentaria debemos ser conscientes que el entorno está cambiando de manera vertiginosa.

Por eso, contar con procesos y tecnologías innovadoras será la clave para satisfacer las necesidades de un mercado cada vez más exigente y saludable.

Para ello, es necesario invertir en I+D. Sin innovación no hay futuro.